martes, 5 de enero de 2010

De sapos y Princesas


Pues bien, ahi estaba ella, pensando en asistir o no a la cita, toda desconfiada fué, antes de llegar al lugar, frente al cristal de un automovil, arreglo sus ropas, sueter, fubanda, abrigo, gorra, todo en orden?; si si todo en orden, camino con calma, observo de lejos, llego al primer rascacielos de la ciudad, y desde ahi, inquieta se fijo si el sapo de sus sueños estaba en el lugar convenido. Si, si estaba, cogió el teléfono, para confirmar sus sospecha, de pronto al otro lado la voz respondía animada:

Sapo: ¿Qué pasó?
Princesa (Sapa): Aquí mirando que no tienes mal lejos.

Un corto dialogo.

Al fin; se mirarón, sonrieron, se abrazarón, sin más decidierón entrar a ese edificio de gente bien;

un café, lugar romanticón, con vista al mejor de los palacios, ( dónde la princesa no habitaba) el palacio que la princesa habia pisado tantas veces.


La conversación era vaga, no distanciada, se hablaba de todo, la música tan juvenil, la princesa sapa, pese a ser princesa y mirar como acostumbra ( para abajo) se sentia rara.


Desde ahí, desde ese trono sobre la cuidad, la princesa dominaba los jardines, los palacios y palacetes, ahi frente a ella, el Sapo, pero este sapo no es común, a este sapo, no le agrada la princesa.


Lo que este sapo no sabe, es que.... no por besar a la princesa se convertirá en principe, al contrario, se va a quedar sapo, y la princesa sapa, se quedará sapa.







-

No hay comentarios: